En algunas ocasiones la restauración de un libro puede ser como un viaje a través del túnel del tiempo. Gustos, hábitos y, no muy rara vez, opiniones de los antiguos dueños resuenan distantes pero inconfundibles mientras uno se encuentra inmerso en la tarea.
Allí están ellos: cuadernos de viajes, diarios personales y libros arrumbados en algún rincón. Hasta el día en el que volvemos a buscarlos y vemos que las páginas se han puesto amarillas. Veamos juntos cuáles son las causas y cómo podemos evitarlo.